Por Elena Croce.
Traducción: Enrique Cortés.
Es la primera escena después de la interrupción de las vacaciones. El discurso de los diferentes participante rueda un poco por libre, sobre las dificultades y los males reencuentros durante el periodo de las vacaciones: crisis familiares, enfermedades de los padres y de los hijos, muertes de personas queridas, los inconvenientes diversos en el uso de los diferentes medios de transporte…
En esta línea Lola nos habla de una especie de “fobia” repentina, que le impide conocer el pueblo de las vacaciones que ya había reservado, “habiendo pagado el deposito…”: ella no se veía tomando el barco. El grupo le interroga por esa fobia repentina y atípica la cual parece muy misteriosa.
Ángela, igualmente, recuerda haber sufrido en el pasado una fobia similar, en las vacaciones donde, precisamente, ella iba conocer una isla con un barco y tuvo que renunciar a ir. Todavía hoy ella no se explica la razón. Pero inmediatamente después de esta reflexión, sin ligazón lógica aparente, se pone a recordar un sueño de la noche anterior (víspera de la cita grupal).
En ese sueño, ella se encuentra con ella misma, y percibe con terror que su brazo derecho estaba anquilosado, con los dedos en la posición que los neurólogos definen como “el brazo del predicador”. En el sueño, Ángela llora desesperada, porque tiene miedo de tener una enfermedad grave e incurable. Sin embargo la parálisis se reabsorbió al final del sueño y Ángela se despertó tranquila, como un niño.
Cuando nosotros le preguntamos si ella tenía la impresión de estar verdaderamente sola en el sueño, ella dice que no sabe: puede ser que si, tal vez estaba allí su marido, pero ella no estaba segura. De todas formas si él estaba, él estaba seguramente aislado del contexto, como suspendido en una dimensión irreal, inmóvil y muerto.
El animador le propone jugar el sueño.
RECONSTRUCCIÓN DEL SUEÑO A TRAVÉS DEL JUEGO
En el momento en que está organizando el espacio para la representación, Ángela recuerda que el sueño se desarrolla en un lugar preciso de su habitación, cerca del garaje, que en la realidad está escondido a la vista; un pariente, posiblemente un poco desequilibrado, que quiere tener un acceso más cómodo a su propiedad actúa con una violencia sorda, sin tomarse la molestia de discutir con los propietarios legítimos los términos de un acuerdo. El resto, personas de la familia de Ángela (y aun menos su marido) nunca tienen el coraje de reprochar al “energúmeno” su comportamiento incorrecto y aun menos de denunciarlo a las autoridades competentes.
Para jugar el rol de marido, que en el sueño, aparece como muy evanescente, Ángela elige a Pino porque, dice ella, “El es médico como mi marido”. Es necesario resaltar que Ángela también es médica como Pino y como su marido.
Notamos que Pino se había quejado un poco antes de haber sufrido una artrosis durante la mayor parte del verano que, partiendo del hombro izquierdo, le había creado problemas en el brazo derecho. El principio del verano para él fue “funesto” debido a un conflicto con uno de sus superiores que le habían tratado de manera muy injusta, dejándolo muy mortificado.
Sin embargo, Pino tenía que hacer valer sus propias razones (hasta el punto que sus colegas le reprocharon haber sido “muy poco brillante”). Pero lo que a él le hizo recordar del juego, es que contrariamente a eso que Ángela había señalado con insistencia en la narración de su sueño, ella no se mostraba, en su rol, ni preocupada ni angustiada por su síntoma y al mismo tiempo ella misma mostraba una sonrisa satisfecha y juguetona.
Delante de ella, Pino, el marido que en el sueño tenía que estar a parte, hasta el punto de aparecer evanescente, en el juego le hace frente, de manera decidida y sembrando funcionar como una imagen especular. Hay un hecho que es subrayado por uno de los miembros del grupo, y es que como un espejo el brazo afectado estaba ubicado para ambos en el mismo lado (cuando dos personas se ponen cara a cara en la realidad su simetría corporal se encuentra inversa).
De hecho, nosotros vemos que en el sueño, se trata para Ángela del brazo derecho, mientras que para Pino, en la realidad, era su brazo izquierdo. Pero en el juego parece descuidar esta lateralización funcional y psicológica al provecho de una simetría inconsciente pero significativa del síntoma como metáfora especular.
Además, en el cambio de rol, Ángela, en el lugar de su marido, el cual tendría que estar mudo, estático y poco presente, está extrañamente locuaz, dialéctico y dotado de capacidad oratoria, un verdadero predicador, para animar a su mujer (representada por Pino), es decir ella misma, afrontando serenamente su síntoma: ella desdramatizando la gravedad, subrayando la probabilidad de una cura rápida e instándolo a retomar sus actividades y a ocuparse de cosas más interesantes ( a coger el camino correcto…)
CAMBIOS EN LA POSICIÓN DEL SUJETO A TRAVÉS DEL JUEGO
Pino, al volver a su sitio después del juego, se declara estupefacto por la intensidad de la emoción sentida durante la representación del sueño, sobre todo cuando él estaba en el lugar de Ángela. En efecto, él se estaba sintiendo muy angustiado por el problema en el brazo, sobre todo cuando eso le sucedió en la realidad, donde su reacción estuvo limitada a la rabia y a la cólera. El ahora se da cuenta que su síntoma comenzó a manifestarse inmediatamente después de esa disputa con su superior, el cual es acupultor, donde él había salido ganador.
Nosotros podemos suponer que la artrosis del hombro derecho constituye una salida de tributo-reparación cara a cara de este superior, en la medida en que nosotros generalmente contamos ese tipo de artrosis al número de síntomas que se presentan específicamente en un tratamiento de acupultura.
Lola también asocia su mal estar de la primera parte de sus vacaciones, mal estar que culmina con la fobia transitoria al barco, habiendo “tomado la iniciativa”, hacia un colega. Realmente este es el mismo suceso, de iniciativa, que parece tenerlo profundamente desorientada.
Ella expuso enseguida y voluntariamente una propuesta aunque un poco brusca, de tener una relación sexual, eso le dio a Lola un sentimiento de impotencia y de soledad. Ella entonces se sintió como un niño sin defensas e incapaz de reaccionar autónomamente, después de mostrarse tomando esta iniciativa excesiva.
Ángela, como nos digo, es médica y vive sus posibilidades de carrera y de autoafirmación con mucha ambivalencia. Es una joven mujer brillante y capaz, pero sus discursos y sus juegos en el grupo testifican un tipo de miedo por adelantar a su marido y de una notable disposición a hacerse dominar y aplastar por él, aunque probamente, por lo que sabemos, él no tiene ninguna intención.
Esto es como si Ángela, arriesgando mostrarse portadora de un falo más poderoso que el de su marido, temiese merecer ser abandonada y dejar de tener derecho a esa “asistencia” que por una parte infantil de ella misma, estaba constituido su matrimonio. De otra parte, nosotros tenemos la impresión (y la representación del sueño lo confirma) que ella está sana y alegremente desbordante en el deseo de explorar su inteligencia y sus capacidades.
En la representación del sueño, ella se sitúa ante el espejo en relación a un marido que ella presentó, en el relato de su sueño, como anodino, casi inexistente, manifestando enfrente de un pariente poco delicado una salida de impotencia o de pasividad. Resta que su elección de confiar el rol de su marido a Pino (que venía de contar su posición enérgica y victoriosa frente de un abuso) viene a subrayar por el contrario toda la ambivalencia de Ángela por relacionarse a las posiciones fálicas.
En los últimos meses antes de las vacaciones, Ángela igualmente, parece haber vivido con mucha ambivalencia el hecho que el grupo de base pueda funcionar como “trampolín”, para acceder al grupo de formación.
Lorenzo, el cual está muy frágil y perturbado, declara haber tenido durante esa noche, un sueño muy largo, interrumpido varias veces por la angustia, encontrándose inseguro cada vez que él se volvía a dormir: sin embargo, él no recuerda nada. En lo que a él le concierne, él no está dispuesto para profundizar ese punto, el terapeuta no recordó que Lorenzo, en la víspera de su maestría, hace algunos años, se despertó bruscamente en plena noche por una llamada de teléfono anunciándole la muerte de su único hermano, algunos años mayor. Con ese hermano, no graduado, según él, previamente había tenido relaciones de competencia y en la escuela, el maestro había presentado un trato más favorable para Lorenzo (trato favorable que él había pensado entonces tener que pagar al precio de repetidas y graves depresiones y despersonalizaciones). El trabajo de elaboración de este problema, había comenzado hacia tiempo, avanzando con lentitud y dificultad, estimulado y acompañado por diversos eventos que se revelan poco a poco en el grupo y que, a través de las alusiones indirectas, relantizando las emergencias y atenuando el sentimiento de culpabilidad.
Puede ser que él no hubiera tenido acceso a la representación de ese juego en el que la ambivalencia de las posiciones fálicas estaban intensamente cuestionadas, Lorenzo no tenía recuerdo de haber pasado la noche precedente luchando con un sueño que él había deseado olvidar, a pesar de su insistencia, pero que tenía más de un enlace con los significantes que habían organizado en la sesión y en el juego.
Esto lo ayudará sin duda a recordar, la próxima vez, en las dificultades que para él son cruciales. Será, de todas formas, en una ocasión más favorable; hoy se tratará de los otros miembros del juego.
ESPECIFICIDAD DE LA REPRESENTACIÓN EN RELACIÓN AL RELATO DEL SUEÑO
¿Cuál es la especificidad del juego en relación al relato del sueño? ¿Qué significa representar un sueño en nuestro psicodrama freudiano?
Nosotros decimos que contar un sueño en análisis es una manera de seguir, en la transformación e incluso en la misma devolución, el mismo sueño nocturno. Se trata de transformaciones que, reiteradas, pueden ser consideradas como defensivas o seductoras a la mirada de eso que se escucha, pero también como construcciones, en el sentido de las “construcciones en análisis”, de las cuales habla Freud en 1937 sosteniendo una manera de conocer y favorecer una transformación o cambio.
Entonces, ¿qué significa realmente para Ángela el pasaje entre el grupo de base y el grupo de formación? ¿Un abuso, como ese del padre desequilibrado que destruye el garaje y entonces su marido es incapaz de defenderse? ¿O la visualización de una marca de poder adicional sobre el marido, medica ella, también? ¿O alguna cosa equivalente a la exhibición fálica de Lola, quien tomando ella, una mujer, la iniciativa con un colega masculino, lo ha excluido del lugar que la tradición le atribuye desde los siglos en la cultura occidental? ¿Y para eso, ella hace verdaderamente su depresión, se fabrica una fobia, evitándose cruzar el brazo de mar que la separa de la isla de placer y de las vacaciones, reafirmando así con afán su debilidad de mujer “castrada” e impotente?
Pino no se dará nunca cuenta, si él no juega el sueño de Ángela, del alcance de la herida narcisista que su superior le había infringido. Además su necesidad de triunfo sobre él, se presenta también de una cierta necesidad de no coger todo el amor.
¿Qué sucede allí de particular cuando el sueño no es solamente relatado sino representado en un grupo?
De entrada hay una acentuación, una declinación y una intensificación de la tendencia a la figurabilidad que, como Freud percibió en 1989, está limpio para el sueño. Esto es debido a la importancia que reviste en el juego la mirada, la valorización de la mímica, la gestualidad y la organización escenográfica del espacio concreto. Incluso si toda esto es modesto a la vista de las posibilidades ofertadas por una escena de teatro, no es esto menos significativo.
La tendencia primera en el sueño es traducir casi todas sus formas de imágenes, generalmente visuales, atenuando la crudeza de las marcas del significante puramente verbal. Retardando o suspendiendo el camino hacia la conclusión definitiva del análisis del sueño y dejando abiertas diversas posibilidades de elección en el avance del análisis. De tal manera que los matices emocionales, más sutiles, pueden encubrir el trabajo analítico en cada una de sus etapas.
Además, el golpe de gracia en la historia de un sueño esta siempre dado, directamente o indirectamente, por los significantes que los otros participantes aportan en el espacio de la escena o de las escenas precedentes.
Los significantes funcionan como los pivotes sobre los cuales se abren las batallas de los diferentes significados que pueden presentarse en un momento dado en la realidad psíquica de cada participante. Ellos conducen sobre unas perspectivas cada vez diferentes. Pero esas mismas perspectivas, que pueden a un tiempo oponerse o superponerse, están fatalmente destinadas a afrontar y a profundizar la problemática específica de cada sujeto.
Por ahora, los discursos que se están desarrollando en el grupo durante la escena descrita aquí en estos puntos principalmente introducidos con insistencia y a partir de diferentes puntos de vista, del significante “intervalo” son casi sinónimos: “interrupción”.
Interrupción del grupo por las vacaciones. Interrupción de la continuidad entre la tierra firme y las islas, entre la vida cotidiana y la aventura de la libertad durante las vacaciones, y más trágicamente, interrupción de las relaciones de amor y puede ser de rivalidad con las personas que nosotros tenemos en paz para siempre.
E indirectamente, en oposición a los significantes de “interrupción”, de “intervalo”, de “separación”, surgen estos de “pasaje”, de “cruce”, de “eliminación”, de los obstáculos, conflictos o rivalidades. Atestigua esto, en el momento donde Ángela está representando su sueño, esta alusión directa a un “pasaje”, abierto abusivamente y a traición por alguien que se niega a pedir la vista y la colaboración de los otros, como si ellos no existieran en tanto que otros.
Fuera de este episodio de violencia explícita, parece que toda forma de cruce o de pasaje, de la recuperación de la continuidad, se expone a ser sentida como un abuso, como la expresión de un arbitraje cuyo autor se condena a estar castigado a volver y a perder así el derecho a ser asistido o protegido. En cuanto a la muerte de sus seres queridos, el deseo de unir las asociaciones con el miedo y el horror de ese deseo que habla por el mismo.
Hay otro aspecto de la representación psicodramática del sueño importante de señalar: es la transformación, hecho específico del psicodrama, que de repente, a través del juego, el sueño encuentra. Esta transformación se revela mucho más evidente que en el encuadre analítico clásico, con los efectos de aceleración en la percepción del contraste, por lo demás irreversible.
En el análisis, en efecto, los cambios intervenidos a través de las diferentes versiones orales de un evento o de un sueño son recogidos únicamente por el análisis que, dada su neutralidad y su abstinencia, no tiene la posibilidad de intervenir, solo a través de la construcción y la interpretación.
En el grupo, al contrario, la representación toca a todos los participantes, cada uno al nivel de sus capacidades y de su disponibilidad presente. Estos aquí se son necesarios y necesitan menos de la abstinencia y la neutralidad. Por este camino, muchos pares de ojos y de orejas ponen por delante al sujeto sobre un modo muy conflictivo y en un mismo tiempo categórico.
Este es otro elemento específico del psicodrama freudiano; los efectos analíticos surgen no solo por el protagonista del juego, también por todos los demás que son sacados a jugar un rol.
Evidentemente esto puede constituir un peligro, en tanto que se pueden topar con condiciones particularidades de fragilidad. Así pues pertenece al terapeuta analizar con cuidado la demanda de ese que va a entrar en el grupo, durante las entrevistas preliminares, de camino a evaluar correctamente su capacidad de soportar y utilizar mejor para su propio crecimiento el impacto grupal.
En fin, es una vez más incontestable que la intensidad y la riqueza de los estímulos favorecen en el proceso terapéutico del psicodrama la emergencia, siendo más rápida y más drástica, incluso si ella es a menudo más superficial, de efectos analíticos de decisiva importancia.