Diario de una sesión de formación de psicodrama freudiano.
Manuel Moreno Pereira[1]
RESUMEN: El artículo trata de las reflexiones surgidas a partir de un taller de formación en psicodrama, donde se pone en juego y pongo en juego el duelo por la pérdida de “un lugar especial” o “la perdida de Objeto.
A lo largo de una sesión de formación en Psicodrama uno llega a “ver y a verse” como la teoría psicodramática toma cuerpo en la propia vida. Es la propia historia la que se pone en escena. Durante el juego de la representación nos vamos dando cuenta de que nuestras elecciones dependen de un guión repetido y elegido que nos remite, no a otra cosa, sino al apego por un lugar especial. Detrás de la búsqueda compulsiva de ese lugar especial se esconde una mentira pringosa que atrapa nuestra vida. Ver a través de la puesta en escena, a través de las elecciones que vamos haciendo (de los yo auxiliares), jugando la escena de nuestra vida… Otro lugar en el que no quedamos atrapados es posible.
Este es el diario personal de una sesión de formación en psicodrama freudiano, de manera que no es un reflejo exacto de todo lo que se dijo, sino “¿mi propia historia vivida?”. No es una transcripción literal, sino una interpretación en la que dejo cosas fuera e incluyo otras que puedan dar argumento-simbólico a lo que quiero expresar. “¿Un lugar especial?” tiene que ver con que la propia historia queda cuestionada al ponerla en escena, y entonces parece que ya no es tan propia sino un guión elegido.
Como siempre, empezamos con una primera sesión, en la que los asistentes al grupo nos disponemos a lanzarnos a un ruedo de palabras a través del cual decimos o no, lo que queremos que otros escuchen. O mostramos lo que queremos que otros vean, si hablamos de mirar.
La cosa empieza hablando así:
Ana: Comenta el “fin de una situación especial” en el ámbito del trabajo del que precisamente su hermana, es la jefa… Fin que la tranquiliza y la inquieta al mismo tiempo… A partir de ahí va conectando con otras situaciones y lugares especiales, esta vez con sus padres…
Francisco: Habla de un amigo acosado por turbios teje-manejes políticos, donde se ha dejado pringar, esperando un trato especial… y de cómo él se convierte en su valedor… Enlaznado con su dinámica familiar en la que el se convierte en valedor de la madre ante el padre. A continuación evoca una escena en la que está con sus padres en una casa de la playa compartida con la familia del padre (abuela)… la madre se queja ante el padre de que no esta bien y quiere irse…supuestamente el padre la bronquea y el hijo sale en su defensa. Durante la representación de la escena, se pregunta por qué está en medio, por qué entra en el reducto de privacidad de los padres, por qué nadie le invita a retirarse de la escena. Para el papel de padre eligió a Miguel, precisamente por su cara de perro.
Al finalizar la escena y al ser preguntados los protagonistas; Miguel evoca una situación familiar en la que se ve diciendo a su madre lo que ha de hacer ante un conflicto entre ella y su padre: “sepárate y veras que bien estamos”. Invitado a jugar la escena… comienza a elegir los “yoes auxiliares”: como padre elige a Francisco, el cual antes le ha elegido a él como el suyo, y al ser preguntado sobre el por qué, responde que “para devolverle la pelota”. En la escena, compuesta por sus cuatro hermanos y los padres, mientras los hermanos están en la sala compartiendo juegos y televisión, Miguel intenta configurar una escena a solas con los padres; mira lo que sucede entre ellos, atento a lo que hablan, a la manera en que el padre llega a casa, a lo que la madre dice… De un modo claro, el juego para él se juega en otra parte.
Los padres en la escena resuelven entre ellos y entonces aflora un sentimiento de rabia y tristeza… “me salía echarles la bronca”.
En la devolución el observador, se habla de” vínculos pringosos” y las dos opciones que se plantean al respecto: seguir pringado o buscar “otro sitio”, se habla de un lugar desde el que se mantiene una mentira pringosa que te atrapa: “tú eres especial”, estar en el círculo de privacidad permite decir “sepárate del padre y veras que bien estamos”… Cuando jugamos en el grupo y vemos que otros lugares existen y no los frecuentamos… Cuando descubrimos que no es un asunto nuestro… Viene la decepción, la tristeza… ¿Qué hemos perdido?, ¿Donde esta el Objeto al que nos hemos referido tantas veces en una repetición agotadora?… En el plano imaginario estamos incluidos en la mentira-pringosa sobre un supuesto lugar especial, y esta no acaba… Hablamos, representamos y ponemos en escena simbolizando lo que vivimos: Un padre que es otro, una madre que es otra, un conflicto que es otro y ¿Qué aparece?: Tristeza-Duelo porque hemos perdido algo: un lugar especial para Otro, pero ya no hay mentira-pringosa, uno puede des-pegarse y caminar.
[1] Trabajador Social. Terapeuta Gestáltico y Bioenergetista. Miembro del Aula de Psicodrama