Introducción teórica sobre el análisis de la terapia individual y la praxis psicodramática de un caso.
Carmen Ripoll Spiteri[1]
Resumen: El caso se puede ver atendiendo a las dos caras de la misma moneda: la importancia de la madre, en tanto Mujer, ante la cual poder identificarse y la cuestión del padre en tanto encargado de responder a la pregunta ¿Qué es ser una mujer?
Quisiera centrarme, para dar cuenta de un caso de neurosis histérica, en lo que para el sujeto humano es el conflicto nuclear: El complejo de Edipo. Si se considera el Edipo como una estructura en la que el sujeto ha de encontrar su lugar, el conflicto ya se halla inscrito como una conjunción dialéctica y originaria del deseo y la prohibición.
CONSIDERACIONES TEÓRICAS.
El concepto central de la teoría psicoanalítica de las neurosis, lo constituye la noción de conflicto. El psicoanálisis lo ubica desde diversos puntos de vista: conflicto entre el deseo y la defensa, entre los diferentes sistemas o instancias, entre las pulsiones y el mismo Complejo de Edipo, cuya esencia es un conflicto en el que además de enfrentarse deseos contrarios, éstos a su vez están enfrentados con prohibiciones.
¿Por qué alguien enferma de histeria? La histeria, ¿es sólo una enfermedad o es una pre-condición humana? ¿Qué hacemos ante esta cuestión entonces los practicantes con una persona que está aquejada por los síntomas histéricos?
Para la mujer, la realización de su sexo – dice Lacan – no se hace en el complejo de Edipo en forma simétrica a la del hombre, por identificación a la madre, sino al contrario, por identificación al objeto paterno, lo cual le asigna un rodeo adicional. Es decir que en lugar de poder identificarse al progenitor del mismo sexo, la mujer renuncia a esa identificación para desviarse por el sesgo del padre. Y veremos que el padre, en la histeria, es un eje fundamental.
Tenemos en ese sentido la famosa pregunta de la histeria: ¿Qué es una mujer? La pregunta no deja de tener antecedentes en tanto Freud ya la había formulado en otros términos: ¿Qué quiere una mujer? Pero aquí debemos subrayar algo fundamental: estamos pasando del tener, al ser, del qué quiero, al qué soy. Y como veremos, más adelante, esta dialéctica entre el ser y el tener es fundamental en la neurosis histérica.
Lacan comenta que preguntarse qué es una mujer, se pregunta porque no se llega a serlo y cuando esta pregunta cobra forma bajo el aspecto de la histeria, le es muy fácil a la mujer hacerla por la vía más corta, a saber: la identificación al padre. Por lo tanto tiene que ser un padre que tenga mujeres, por eso la bofetada de Dora[2].
Si partimos del Edipo, la histérica a partir del complejo de castración, se va a enemistar de la madre, ya que no se lo ha dado, ¿no le ha dado el qué? El falo; por lo tanto ella lo va a buscar en el padre; pero no en un padre cualquiera, la histérica necesita de un padre potente, de un gozador, porque solo un padre seductor le podrá decir que es ser una mujer; ¿Y cómo se lo dirá? Pues teniendo a otras mujeres, de esa manera, él le puede decir lo que desea de las mujeres, y eso es lo que responde a la pregunta sobre qué es ser una mujer.
En cuanto al Edipo cabe distinguir tres etapas en función al Falo
-la primera ser el falo de la madre;
-la segunda en donde a causa de la prohibición del padre, que la histérica vive como un desgarramiento fragmentante, surge la alternativa de ser o no ser el falo;
-la tercera, donde reconocido el padre como quien tiene el falo, surge para la mujer, la posibilidad de intentar buscarlo ahí donde ella sabe que esta.
De ahí que el deseo de la histérica sea el deseo del otro y además un deseo insatisfecho, ¿porqué? porque de lo contrario ese padre será un padre incapaz como padre. Y esa, además, será la manera en que la histérica tiene de decirle a la otra, porque siempre tiene que haber otra, yo tengo el falo.
ANTECEDENTES.
La paciente trabajaba como contable, tenía 32 años, un hijo de siete años y estaba separada cinco años. Su familia de origen estaba compuesta por padre, madre y tres hijos, siendo M la mayor
- trabajaba con el padre y vivía al lado de la casa de sus padres. Nunca me he llevado bien con ellos. Tengo trauma emocional porque mi padre tiene un carácter fuerte y mi madre ha tenido depresiones desde que yo tenía cinco años.
El hermano de M. padeció un brote psicótico a los 25 años, teniendo que estar en tratamiento toda la vida, su otra hermana cursaba estudios de económicas.
- se presentó de la siguiente manera:
Yo he hecho terapia, y estoy con psicólogos desde que tenía 18 años. Ahora, estoy saliendo con un chico y soy muy exigente. Además soy celosa. Con 18 años termine administrativo y me metí con mi padre a trabajar para acercarme a él y que me quisiera. Me he quedado estancada, No he crecido y ahora tengo miedo de irme porque a lo mejor me creo que no me voy a controlar. Yo antes estaba descontrolada, y me quedé embarazada a caso hecho, para irme de casa de mis padres.
En diciembre un amigo suyo fue a visitarla a su casa, hecho que enfureció al padre llegando a tirarlo de la casa y a insultarla, llamándola puta.
Siento como si llevara a mi padre por todos sitios y me juzgara. Mi padre tiene otra relación con otra mujer y tiene un hijo con ella.
Con su pareja la relación era intermitente, llegando a episodios agresivos por causa de los celos y de sus inseguridades. Llegó a tener un episodio violento con la chica de la limpieza de su novio.
La anterior psicóloga me dijo que mi vida era una mierda, que el chico era el patrón de mi padre y que me tenía que ir a vivir fuera de allí.
SINTOMATOLOGÍA
- no controlaba los impulsos con los hombres, con el sexo, con el alcohol y con los canutos, le resultaba imposible mantener una relación afectiva, llegando, incluso, a arriesgar su vida.
Después de romper su relación afectiva, el ex empieza otra relación con una amiga de M., que además había sido confidente suya de todos los pormenores de la relación con él. M. entonces empezó una relación extraña con un amigo del hermano, se veían y se acostaban juntos, aunque no le gustaba, según ella, querría quererlo pero no lo quiero y cuando lo veo con otra mujer, me entran celos de muerte y pienso que si me pasa eso era porque de alguna manera lo quiero. Además, después de tener relaciones sexuales con él, le daba angustia y tenía que irse de su lado.
De alguna manera M intuía que enamorándose de él cambiaría su vida porque la alejaría de los hombres que realmente le gustaban y le atraían, hombres peligrosos, bebedores y porreros. A pesar de su intuición no pudo enamorarse de él y la relación la cortaba y reiniciaba según se encontrara su angustia. A partir de ahí comenzó a hacer escapadas nocturnas con el coche buscando hombres para acostarse con ellos. Bebía mucho y después le daba mucha ansiedad; al mismo tiempo que hacia intentonas de marcharse de casa de al lado de sus padres.
PADRE: EL PATRIARCA
Yo veía a mi padre muy guapo, y sobre todo con poder, todos hacíamos lo que él quería. Yo pensaba que así me iba a querer más. Me desvirgaron a los 20 años (Comentó de manera imprevista M, la cual insistía en tener la sensación de que su padre había abusado de ella, sin que hubiese una verdadera causa que justificase tal sensación). Mi padre es quien ha llevado mis riendas como un títere. Ojala hubiera abusado de mí, porque así podría justificar cómo yo me he sentido. Era conseguirlo, el hacer el amor con él (insistía M. una vez más en el tema imaginario), para que me quisiera más. Ha sido la única persona que me ha limitado en todo. Con el resto de hombres cuando hago el amor ya no los quiero (dando por hecho que había hecho el amor con su padre). Estoy sorprendida por que esta fantasía idílica es la primera vez que la digo. Yo he pensado que mi padre ha abusado de mí. El siempre ha tenido una amante y tiene un hijo de ella.
MADRE
“Es una mujer débil, siempre depresiva, la recuerdo arrodillada ante mi padre implorándole que no se marchara”.
Habitualmente su madre la utilizaba para que interviniera entre ella y su padre.
PSICODRAMA (TALLERES INTENSIVOS DE FIN DE SEMANA)
En su primer taller tuvo mucha dificultad en hacer escenas familiares; ella siempre quería ser la protagonista, exponiendo gran rivalidad con la madre a la cual quisiera hacer desaparecer, llegando incluso a pedirle a su padre que la abandonase. En una escena familiar en la que nadie le hacía caso no pudo resistirlo y abandonó la sala.
En su segundo taller todas las escenas fueron encaminadas a ocupar el lugar junto al padre, bien identificándose con su madre, bien rivalizando con ella. De igual manera actuó con la amante de su padre.
Llegó a la conclusión que todos los hombres que le gustaban tenían la característica de ser problemáticos, y las mujeres que se interponían se parecían en que eran rubias, igual que la amante de su padre.
TRANSFERENCIA
Ante la demanda de pago por parte de la terapeuta, de una sesión a la que no acudió por olvido, M. se puso a llorar y alegó: yo pensaba que era tu preferida, frase que introduce un discurso en relación a la amante del padre. Asunto que dijo no querer reconocer de forma seria.
- hacía cualquier cosa para quedar como segundona, para poner a la Otra en primer lugar, porque en realidad era ella quien de manera inconsciente iba construyendo las relaciones para que sus parejas la dejasen por otra.
Fantasma histérico, donde si bien por un lado se necesita de un padre que venga a salvarla en ese mismo instante se convierte en un padre caído sustituido por los rasgos de hombre. Un padre necesario para que la limite de sus descontroles, pero al mismo tiempo es un padre sin control.
En ese circuito, M. culpaba a su madre de ser débil, de no manifestarse como Mujer, de arrastrarse ante el Hombre.
En noviembre tuvo una recaída y se marchó con un hombre que conoció en una de sus salidas nocturnas en coche, a un sitio poco recomendable por lo peligroso. Enloquecí y estuvimos follando toda la noche. A la sesión siguiente acudió a la consulta asustada.
El hombre parece estar separado y con trillizos, es guardaespaldas de un personaje público. Tiene una denuncia por violación, aunque según M. no la violó. Es una bomba de relojería, con este no se juega, este no es de los que los puedes dejar. Ante esta circunstancia la terapeuta le advirtió que, si seguía viendo a ese hombre, dejaría de atenderla, ya que no podía asumir la responsabilidad de ver como quedaba atrapada con una persona que podía traerle problemas importantes, y que de seguir haciendo esas escapada temía por su vida.
- cortó la relación y se acercó a grupos de senderismo.
PSICODRAMA (TALLERES INTENSIVOS DE FIN DE SEMANA)
- escenificó la escena de una niña de cuatro años empezando a caminar. Posteriormente ésta escena la pudo relacionar con toda la cuestión empresarial, donde después de muchísimos años el padre le dijo que se fuera al paro ya que la empresa se cerraba
Lo que M. se plantó en aquel tiempo fue:
¿Dónde voy? Tengo que empezar a caminar yo sola y enfrentarme a la vida. Cuando mi padre me dijo “si encuentras algo bueno cógelo, me di cuenta lo importante que era para mí tener los pies en la tierra.
Entre estas circunstancias M. se cuestionó la relación de pareja. Ella dijo sentirse fría, y al novio lo culpaba de ser distante, bebedor y un poco homosexual. Incluso llegó a decir: Cada vez que lo veo es como si empezara de cero. Ante la pregunta de la terapeuta, M. respondió:
Es como si no quisiera tener un compromiso, pienso que las relaciones hunden a las mujeres. Estoy cabreada y perdida. El me acusa a mí de que no tengo iniciativa, ni para viajes, ni sexual, ni nada.
Tras decidir estar sin verse un tiempo y después de casi 15 días, M. lo llamó para hablar con él:
Lo ví y me gustó el verlo, y me gustaría seguir con él. Yo tengo una barrera con él y es la que tengo siempre. No tener un hombre al lado me libera de la angustia. El vínculo pareja me asfixia. No soporto a los hombres, pero me gustan. Es como si mi ser estuviera partido en dos partes. La parte de la relación es la parte oscura, la muerte. Hay otra parte que es la vida, y son los amigos, y mi hijo. Nunca los había puesto en común.
En ese momento recordó una escena donde la madre de rodillas le pidió al padre que no la dejase y cómo M se dijo a sí misma: Nunca estaré con un hombre.
Me pregunto qué he hecho yo con mi vida. Me quedé ahí y a la mierda la relación, mierda alrededor mío, y ¿ahora qué? Con 38 años y un hijo, y sin trabajo.
Después del taller de psicodrama, surgieron dos cosas, la primera es la ruptura con el novio y la segunda y muy importante, el traslado de casa y la posible relación entre ella y un profesor.
Con el profesor le costaba mucho estar y mantener relaciones íntimas con él. Lo que justificaba por el hecho de que le gustaba. Claramente se ponía dificultades a su deseo, hasta el punto que en una cita íntima trampea su imagen, intentando ser la otra, es decir la puta (se pinta mucho y se pone cascos en los pechos, tacones de aguja, falda estrecha y rechaza un encuentro íntimo).
- fue realizando grandes cambios. Se cambió a su piso nuevo, encontró trabajo en unos grandes almacenes y se convirtió en la vendedora número uno del Levante. Sin embargo seguía liada en la cuestión de los hombres.
En la actualidad se ha enamorado de un hombre italiano que está loco por ella y parece ser que no tiene problemas. Pero la angustia no ha tardado en llegar. Aparece en ella la desconfianza. En este momento la terapeuta le aconsejó que no tomara ninguna decisión para ir viendo cómo podía ir tolerando eso del amor.
Su madre le comunicó que se iba a separar del padre, que se ha dado cuenta que no es eso lo que ella quería. M. la veía guapa, con claridad, todo esto la desubica y la altera.
Ha estallado todo, mis padres se han divorciado, estoy fatal, es como si me divorciara yo. Tengo sensación de culpa, por haber traicionado a mi padre, aunque sé que no es así. Ha pasado todo en cinco días. Mi madre apareció por el trabajo y me dijo que había roto los poderes y que a mi padre le iba a llegar una citación judicial, pero que no le dijera nada. Sin embargo ya he ido a hablar con mi padre.
- se sitúa junto al padre, y su hermana junto a la madre, ambas enfrentadas entre sí.
Con mi novio he roto, me siento desubicada y no puedo tener una relación. (…) Es como si me sintiera protegida por él, es como un padre. Pero no me gusta como pareja. (…) El querer lo relaciono con la locura, el querer de mi madre es loco. La persona que quiere enloquece hasta tal punto que se menosprecia. Amor, locura, sometimiento, incapacidad de desarrollarte como persona. (…) Si la mujer ama se convierte en sumisa. Además no soporto la limitación de mi novio, tiene psoriasis. Si fuera la relación a más y yo quisiera presentarlo en casa, mi padre me diría: ¿dónde vas tú con eso? A mi madre le salieron unas manchas cuando yo tenía 15 años y mi padre no la tocaba por eso.
Mi padre es un hombre. Todo esto es un punto en el que no quiero entrar, es como una burbuja que me imposibilita amar. (…) No sé cómo voy a responder si veo a mi padre con otras. Por otro lado estoy contenta porque mi madre es una mujer libre y mi padre estaba triste, medio llorando, y eso es lo que se ha buscado. Mi madre ha tenido un par de huevos, y siento orgullo por ella, es una satisfacción lo que ha hecho, le ha puesto la guinda al pastel, y ahí te quedas con toda tu mierda.
Con mi madre estoy mal, me siento despreciada, solo se acerca a mí si va con mi hermana. Se ha comprado un piso, que está cerca del trabajo de mi hermana y mío. La llamé para el día de la madre y me dijo que se iba a comer con mi hermana, le dije de irme con ellos y me dijo que no, que el sitio ya estaba reservado. No me coge el teléfono, y todo tiene que ser a través de mi hermana. Yo tendré mi neurosis, pero mi hermana ha creado una burbuja mental para que no me acerque a mi madre y tengo claro que es mi hermana. Todo está bien hecho, pero yo siento que me han robado.
Estoy enfadada con todo, también contigo por el dinero. No sé si hemos llegado al centro porque no quiero oír hablar de ello. Tampoco sé si es el dinero, y no sé si es de ficción lo que estoy diciendo. ¿Por qué quiero abandonar en este punto? No sé si es cansancio o miedo. No quiero cruzar la línea, es como si me replanteara abandonar en este punto. Me pregunto ¿Qué pasa, que es lo que tanto me angustia? En los otros psicodramas los dominaba, jugaba a sostener a mi madre, pero no sé ni quién soy. Si voy a éste psicodrama ¿Qué voy a hacer? No sé acercarme a mi padre aunque quisiera, a mi madre tampoco, y me siento con rabia hacia mi hermana. Mi asignatura pendiente es mi padre y mi madre y cómo estoy yo con ellos. Me cuesta trabajo pedir lo mío.
Dice J. Lacan que el hombre se convierte así en una especie de instrumento para la mujer, es el que sabe (ella lo convierte en amo de la verdad) y ella (sin poder propio) se sitúa en rivalidad con las otras mujeres. Pero lo que se va a desvelar en el discurso histérico es la verdad del amo, es decir que está castrado y que su saber es insuficiente y no colma su deseo.
PSICODRAMA (TALLERES INTENSIVOS DE FIN DE SEMANA)
- acudió al taller contando que estaba descolocada, sus padres se habían separado y ella sentía que la separada era ella. Durante toda la vida los he sostenido a ambos, tal vez eso tiene que ver con que tenga malas relaciones con mis parejas.
Recuerdo aquella escena en la que mi madre le imploraba a mi padre que no la abandonase; en ese momento al terapeuta le vino a la mente otra escena que M. había nombrado en alguna ocasión. Trataba de una vez en que el novio de M. acudió a su casa con un ramo de flores, y el padre de M. lo echó al mismo tiempo que a ella le dijo que era una puta.
Se representó la escena. En un primer momento, para hacer de su novio elige a una mujer del grupo, e interrogada por ello dice no querer elegir a un chico porque le atrae.
En la representación, el compañero que hace de padre no entra en la escena quedándose a un lado, con lo que la escena pasa a ser de a dos, una escena de pareja, un novio que le dice que la necesita y que la quiere, a lo que M. dice: No quiero dejarme querer…
Al final del día M. dice tener dolor de ovarios y lo relaciona con ser mujer y con la representación; ¿tal vez se haya abierto una puerta?. Interrogada por lo que ella cree que pasó en la escena y por cuál puede ser la causa de que tal vez una puerta se haya abierto, M. no atina a responder más que vaguedades.
En la devolución, el observador le recuerda el posicionamiento del padre, quedando fuera de, lo que posibilitó que hubiera un diálogo entre ella y su novio.
El observador recuerda la frase de M.: No quiero dejarme querer…, pero acompañada por un nuevo final: … por nadie que no sea mi padre.
Epílogo o conclusión
Si Freud llama a la castración roca viva es porque su movimiento responde a la pulsación del inconsciente y es solo en la dialéctica de su aprehensión que será posible. por lo cual la pulsación del inconsciente está ligada a la realidad sexual. Este punto nodal se llama el deseo. Sobre lo cual, lacan añadirá:
No he dejado de hacer hincapié durante mis anteriores exposiciones en la función de algún modo pulsativa del inconsciente, en la necesidad de evanescencia que parece serle de alguna manera inherente: como si todo lo que por un instante aparece en su ranura estuviese destinado, en función de una especie de cláusula de retracto, a volver a cerrarse, según la metáfora usada por el propio Freud, a escabullirse, a desaparecer, al mismo tiempo.[3]
Lo que nos cuenta Freud, es como el inconsciente se mueve a base de movimientos pulsionales. Se abre y se cierra. Y cómo en el movimiento de abertura el sujeto puede darse cuenta de cosas, pero seguidamente sigue el cierre del inconsciente. En la representación de M, gracias a la abertura del inconsciente ella percibe algo y dirá: siento que se ha abierto una puerta. Inmediatamente después, no puede dar una explicación clara sobre lo que ha ocurrido ya que el inconsciente vuelve a cerrarse, pero es suficiente ese momento de apertura para que suceda la cura.
[1] Psicóloga del servicio Murciano de Salud. Psicodramatista y miembro del Aula de Psicodrama
[2] En el caso Dora (Análisis fragmentario de una histeria, 1905), S. Freud, habla de una mujer que tiene una relación con un hombre que a su vez mantiene otra relación. El escenario histérico siempre es de tres. Por esa razón, cuando, finalmente el hombre abandona a la “otra” y la elije a ella, ella se enfada y le da una bofetada. El escenario pasa a ser de dos y Dora se queda sin rival.
[3] Lacan, Jacques, Seminario11, Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis Cap. IV pág.51