Reseña del libro:
Castellanos, S. El dolor y los lenguajes del cuerpo. Ed. Grama. Buenos Aires(2009).
Por Merche Parra.
El médico y psicoanalista de orientación lacaniana, Santiago Castellanos nos regala este magnífico trabajo donde son de agradecer las referencias a casos clínicos que el propio autor ha tratado en los últimos años y que darán cuenta de la eficacia del psicoanálisis para el tratamiento de la fibromialgia.
Es este un trabajo de investigación sobre el dolor, síntoma central en la fibromialgia y una muestra de que el psicoanálisis es una valiosa herramienta allí donde el discurso científico no da cabida a la subjetividad de la paciente, básica para acceder al conflicto que subyace bajo el significante “dolor”.
Señalando el caso de Isabel de R., paciente de Freud, como el primer caso de fibromialgia recogido analíticamente, Castellanos hará un recorrido desde ese primer caso hasta llegar a su propia práctica en la que tomarán protagonismo aportaciones lacanianas sobre el shintome, con las que podremos dar cuenta de cómo el goce y el significante se unen. Si bien algunos conceptos lacanianos pueden implicar dificultad, Castellanos hace sencilla su comprensión al apoyarlos en casos propios, pasando de lo teórico a lo práctico con magistral facilidad.
Pero lo más relevante de esta lectura en palabras del propio autor es “… la temática de los diferentes lenguajes del cuerpo sintomático que son la base de este trabajo. El “dolor” sería la expresión de este goce a la deriva en el cuerpo”. Y si hay diferentes lenguajes también habrá diferentes maneras de intervención analítica, como explica Castellanos, quien se encarga de señalar cómo el discurso científico afecta negativamente a los pacientes que son asiduos habituales de los centros médicos, y cómo ese mismo discurso procura una incidencia de la forclusión del sujeto.
Así, el texto muestra cómo el dolor se convierte en ocasiones en “prótesis corporal real que evita el desencadenamiento de una psicosis”, dando soporte y procurando así la funcionalidad del paciente. Castellanos se aleja de la omnipotencia propia de la ciencia para acercarse al paciente desde un lugar de escucha en donde muestra cómo el profesional que se aventure a acompañar a pacientes con estos síntomas habrá de escuchar atentamente para diferenciar qué “función” está desempeñando tal síntoma. El autor señala la importancia de una acertada distinción por parte del profesional entre conversión histérica, psicosis, fenómenos psicosomáticos e hipocondría, pues de ello dependerá, en gran medida, la intervención del analista.
De hecho, de escuchar se trata; y de ello no se olvida el autor que nos recuerda con su hacer como analista que hay un lugar, también para el médico si lo desea, de humana escucha donde el saber es otorgado al paciente y a su síntoma, y señala las palabras de Lacan cuando decía: “la figura del médico era parte de la droga y del fármaco”; a lo que Castellanos añade: “Lacan lo que viene a plantear, es que el médico no se olvide del paciente”.
Imprescindible ensayo y magnífico trabajo de investigación que se convierte en lectura clarificadora para aquellos que estén interesados en el tratamiento de “eso que no anda”.